Thursday, July 19, 2007

Hasta la vista Roberto Fontanarrosa


Negro, por siempre

Esclerosis lateral amiotrófica. Fue lo que le dio al pobre. De eso padecía hace cuatro años. Dicen que esa es una afección neurológica de origen desconocido que debilita los músculos en forma progresiva.
Vaya catástrofe. Una especie de tsunami en cámara lenta. Un marchitamiento sin piedad. Por eso fue que en enero pasado renunció a la ilustración y a la caricatura. En blanco quedaron papeles y palabras pendientes.
Porque el brazo derecho ya no le respondía igual. En realidad ya no le servía para nada. Era como un peso muerto. Entonces empezó a dibujar por mano ajena. Dictaba los trazos fundamentales y los diálogos de los personajes.
De todas maneras sostuvo hasta el final su columna semanal de fútbol en ‘Marca’, el diario deportivo español que también se quedó en blanco. La pelota fue para él lo único sagrado. Porque nadie miente cuando la patea.
Más tarde se quedó rígido en una silla de ruedas y su voz sólo se oía a través de unos amplificadores. Y todavía dictaba sus frases para el bonaerense diario 'Clarín'. Hoy el espacio amaneció pálido.
Pensar que el gauchito ‘Inodoro Pereyra’ y el mercenario y espía de ‘Boogie, el aceitoso’ salieron de la mano de aquél brazo traidor.
Entrañables renegados que le dieron la vuelta al mundo y se convirtieron en hilarantes y críticos símbolos de una humanidad más o menos podrida.
Los despachos internacionales fechados en su natal ciudad de Rosario también dicen que el Negro Fontanarrosa era una de las 2 mil personas que en Argentina sufren de esa maldita enfermedad. También era de los escasos hinchas que le quedaban a su querido y habitualmente desastrado Rosario Central.
Roberto se fue. Murió sobre el mediodía de ayer en su casa. La misma hasta donde se desplazaron sus paisanos para aplaudirlo hace un par de años, cuando lo eligieron como el escritor estelar de un congreso de la Lengua.
‘No sé si he sido claro’, puede que sea lo que se lea en su lápida. Como el título de uno de sus libros de cuentos. También ‘El mundo ha vivido equivocado’, ‘Uno nunca sabe’ o ‘El mayor de mis defectos’ lucen como candidatos de homónimas antologías para bautizar el recuerdo del copioso Negro.
El luto es enorme. En las salas de redacción de los diarios se hace el silencio. Las pintadas callejeras ya no recogerán sus mortíferas frases.
En el bar El Cairo que tanto frecuentaba, incesante escenario de sus relatos, no apetece tomar el mate de la tarde. La alegría se apagó como una vela al viento. Es como si a la Argentina le hubieran amputado la risa. Que bronca con la vida que no descansa hasta que te muerde.

2 Comments:

Blogger Ivan Hernandez Jaramillo said...

No es un articulo periodistico, es un articulo de despedida a un grande que gracias a vos recorde hoy.

mil gracias

8:09 AM  
Blogger BUDOKAN said...

Una verdadera pena y seguro que es una ausencia que se notará. Saludos y muy bueno el blog.

10:15 PM  

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